El empresario binguero y expresidente de Boca se distanció de Mauricio Macri, pero se acercó a Rodríguez Larreta y a Lousteau, y sigue apostando a presidir la UCR porteña.
Por Jaime Rosemberg para La Nación.
Cambiar pañales y dormir poco volvió a ser rutina para Daniel Angelici, que hace pocos meses decidió, junto a su esposa y sus tres hijos ya mayores, adoptar un bebé. Además de recibir las cargadas de sus incondicionales por su nuevo estado -los mismos que lo felicitaron vía Zoom por su cumpleaños número 56 el mes pasado- el empresario binguero y ex presidente de Boca Juniors deja en claro que seguirá activo en sus distintos ámbitos de influencia, más allá de un presente político que está lejos de sus mejores días.
En una semana en la que su correligionario Mario Cimadevilla lo involucró en supuestas presiones relacionadas con el juicio por encubrimiento del atentado contra la AMIA, y en los que su nombre apareció vinculado al «salvataje» del juez federal Rodolfo Canicoba Corral, el empresario y dirigente del radicalismo macrista volvió a mostrar sus cartas.
Anudó, en silencio, un acuerdo con el PJ en la elección de consejeros de la magistratura porteña, mientras reforzaba su alianza con el oficialismo de su partido en la Capital, a quien de todos modos aún piensa en enfrentar, el próximo -y por ahora lejano- 25 de octubre. Lejos de Mauricio Macri -pero no peleado, afirman a su lado-, Angelici apuesta hoy a Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau como salvavidas de una carrera política complicada por la derrota del expresidente y la de su delfín, Cristian Gribaudo, en las elecciones del club xeneize, a fines del año pasado.
«El Tano escucha todo lo que dicen de él. No contesta, sigue adelante», afirman en su entorno, donde sobresalen radicales que migraron a Pro hace casi dos décadas, como el legislador y exministro de Seguridad porteño Martin Ocampo, el exdiputado Orlando «Conejo» Yans, la auditora Raquel Herrero y el dirigente José Palmiotti. El jueves pasado, y fruto de su sintonía con el asesor presidencial y dirigente peronista porteño Juan Manuel Olmos, se repartieron los tres asientos en el Consejo de la Magistratura porteña reservados para los jueces, que iban a ser elegidos en elecciones, suspendidas por la pandemia, y que finalmente conformaron una curiosa lista de unidad PJ-Cambiemos.
Desde el Pro aseguran que el vínculo Angelici-Olmos, que excede en mucho este acuerdo puntual, complica al peronista en la intrincada interna entre albertistas y cristinistas, y en un momento en el que la tensión oficialismo-oposición parece aumentar día a día. «En algún punto él debe sufrir esto, porque no es solo aliado, sino también amigo de muchos de nosotros», asegura uno de los integrantes macristas del Consejo.
En la política interna, Angelici no cede en su pretensión de presidir la UCR porteña, tal como anticipara a LA NACION en agosto de 2018, luego de conseguir miles de nuevos afiliados en condiciones de participar del comicio.
De todos modos, y más allá del cortocircuito con Enrique «Coti» Nosiglia -a último momento apoyó a la lista de Jorge Amor Ameal que le arrebató al macrismo el poder en Boca-, Angelici se muestra predispuesto a actuar en tándem con el oficialismo partidario, que tiene como figura estelar a Lousteau y como patrón distrital a Emiliano Yaccobbiti. «El Tano y Yacco hablan mucho», reconocen desde el radicalismo porteño. La comunión de fuerzas se da de hecho en la Legislatura, donde los cinco legisladores de Lousteau-Yaccobbiti integran el mismo bloque que los cuatro que integran el angelicismo.
Con los bingos cerrados
Desde el sector de Angelici -hoy preocupado porque sus bingos están cerrados por la cuarentena y sin deseos de volver al mundo del fútbol- devuelven gentilezas y no esconden sus prioridades. «Queremos a Lousteau jefe de gobierno y a Rodríguez Larreta de presidente en 2023», se enfervoriza un leal, que da por superados los enconos del pasado.
Cerca de Angelici aseguran que la relación con Larreta es «muy buena» y que los contactos -muchas veces de manera personal, otras a través de Ocampo- son «permanentes», aunque reconocen que hubo tensión por el reparto de cargos, que el jefe de gobierno porteño distribuyó entre sus socios. Allí, Angelici se tuvo que conformar con la procuración general para el abogado Sergio Brodsky.
¿Y Macri? «Está todo bien con él. No va a competir en 2021», piensan cerca de Angelici, quien nunca renegó de su vínculo con el expresidente. La relación es hoy cordial pero distante, y lo es desde hace mucho: Macri eligió para su «mesa judicial» a otros interlocutores, luego de meses de tironeos internos, y Angelici comenzó entonces un repliegue que lo tiene en su casa de Pilar, pero lejos del retiro.